Era Trump, un retroceso en los derechos de los animales
- Mónica González
- 8 feb 2017
- 1 Min. de lectura
El pasado 3 de febrero, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) dio a conocer que dejará de hacerse pública información sensible relacionada a las condiciones de animales sometidos a estudios de investigación y experimentación, dificultando la labor de activistas de moniterar y asegurar un trato humanitario.

De acuerdo al Servicio de Inspección de Salud Animal y Vegetal de la USDA, la medida fue tomada para asegurar el derecho a la privacidad de los individuos, así la información relacionada a los reportes de inspección, reportes anuales de Investigación en las Instalaciones, listado de personal acreditado con licencias y registro ante el Animal Welfare Act y Horse Protection Act, para la protección y bienestar animal y equina, ya no estará disponible para su consulta por el público en general, ésta tendrá que ser solicitada por escrito.
La medida ha generado controversia y rechazo por activistas en defensa de los derechos de los animales, quienes antes podían rastrear Instalaciones que presentaban violaciones y abusos, así como llevar un seguimiento de los recursos destinados a investigación y experimentación en diversas especies. Por su parte, la medida fue bien recibida por aquellos profesionales dedicados a tal labor, pues aseguran estar en la mira de activistas en muchas ocasiones.
La organización dedicada a la defensa de los derechos de los animales PETA, estima en 100 millones, la cantidad de animales destinados a experimentación con químicos y drogas, para la industria alimenticia y de cosméticos, entrenamiento médico, lecciones de biología, y otros más impulsados por la curiosidad. Aseguran que muchos de los experimentos no son requeridos por la legislación y frecuentemente arrojan resultados incorrectos y engañosos.
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