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Neonacionalismo: May y Trump

  • Julián Fernández /Analista Bursátil
  • 7 feb 2017
  • 4 Min. de lectura

Con la visita de Theresa May, Primer Ministro del Reino Unido a Washington, y a un par de semanas de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, las primeras acciones anunciadas ya por la nueva administración nos van poniendo más en claro el alcance de sus planes.

Theresa May y Donald Trump

Tres décadas atrás, la alianza Reagan-Tatcher, logró imponer al mundo una agenda ideológica denominada Neoliberalismo. Caracterizada por una filosofía objetivista en lo económico (Capitalismo Salvaje) y una renovación conservadora en lo moral. El Monetarismo y la Teoría Neoclásica lo han fundamentado. De nueva cuenta, en nuestros días, los mismos dos países anglosajones parecen marcar la pauta para el futuro, impregnada ahora por el Neonacionalismo.


Años más tarde, el derribamiento del muro de Berlín y la adopción de la Perestroika y la Glasnost, impulsada por Gorvachov en la Unión Soviética, se convirtieron en la sentencia de muerte del Comunismo.


El mundo sufrió una importante transformación ante el Gatt, la conformación de la Comunidad Económica Europea, el lanzamiento del Euro, la OMC, y la proliferación de los Tratados de Libre Comercio regionales. La moda de la integración económica de bloques de países se convirtió en la fórmula mágica del desarrollo, la eficiencia y la competitividad.


Los Estados Europeos, arraigados en la ideología de la Social Democracia, y el neokeynesianismo mantuvieron sus estructuras de la Economía del Estado de Bienestar. Estados fuertes, que cobran elevados impuestos para poder ofrecer a sus ciudadanos amplios beneficios sociales en salud, educación y pensiones.


La acelerada evolución de la tecnología y el proceso de globalización y desregulación económica prometían elevar los niveles de bienestar de los pueblos. Sin embargo, la crisis hipotecaria de los Estados Unidos (2008) representó un infarto al miocardio al sistema capitalista exacerbado, al abuso de la libertad económica. La ambición desmedida, junto a la escaza e ineficiente supervisión y regulación en los sistemas financieros provocaron la quiebra de los más importantes bancos americanos, junto a la aseguradora más grande del globo, y detonó también la quiebra de dos de las tres grandes armadoras automotrices americanas, que junto con algunos bancos tuvieron que ser rescatadas con recursos del Fondo Soberano chino.


Unos cuantos años más tarde, el sobre-endeudamiento de los países europeos también ha llevado al colapso del Estado del Bienestar. La transformación demográfica de los países pone en evidencia que no hay dinero que alcance para que el Estado pueda brindar a la población envejecida las prestaciones sociales a las que se ha comprometido.


Prácticamente los tres sistemas se han colapsado. Como resultado de todo esto, en años más recientes hemos regresado a la sobre-regulación, y a la sobre-fiscalización de los recursos. Los bancos centrales de los países ricos han ensayado agresivas políticas de expansión monetaria, llegando a una creación de medios de pago como nunca antes se ha visto, y han mandado las tasas de interés al extremo de imponer tasas negativas para evitar la deflación; de esta manera pasando la factura del sobre-endeudamiento de los Estados a la sociedad.


Es evidente que la globalización ha generado una mayor desigualdad. En los países desarrollados, que antes se denominaban “altamente industrializados”, los empleos industriales han emigrado a otros países que presentan ventajas en el costo de la mano de obra, y en sustitución de ellos se han generado empleos en el sector servicios, cuyo salario es más elevado que los salarios de la industria.


También se ha venido globalizando el desencanto por la democracia y por el desempeño de los políticos. Los Congresos en muchos países son criticados por la ignorancia de sus integrantes en los temas que legislan, y muchos gobiernos presentan problemas de corrupción. La clase política se ha convertido en una élite que se beneficia a costa del pueblo, y no está representando adecuadamente a sus conciudadanos.


Todo esto nos explica el fenómeno del Neonacionalismo; Una ola que se expande rápidamente en el planeta, con las banderas del proteccionismo, la anti-inmigración, y la anti-política, y que es aprovechada por políticos oportunistas, populistas y antisistema. También se destaca en estos movimientos el regreso al conservadurismo en lo moral.


Rusia, Italia, España, el Reino Unido, Estados Unidos, y próximamente Francia, Holanda y varios países más, están viviendo este fenómeno, que promete seguirse propagando alrededor del mundo.


May y Trump proponen renovar la “relación especial” que han mantenido siempre. Y en lo económico plantean un nuevo acuerdo comercial bilateral, que sería la salvación del Reino Unido ante su inminente salida de la Unión Europea.


El Reino Unido se sale de la Unión Europea, para profundizar ahora una zona de libre comercio con los americanos.


El equipo comercial de Trump busca desmantelar los Tratados Comerciales multilaterales y regresar a los Acuerdos Bilaterales. Mientras que Trump, dice “No se trata de implantar un proteccionismo extremo, sino de tener un mayor control del comercio exterior”.


El Neonacionalismo hasta ahora carece de una fundamentación sólida en su historia. Es solo una reacción natural a la desigualdad y al descontento social, dando como consecuencias visibles, mayor Inflación, ineficiencia económica y guerras.


Julián Fernández




Julián Fernández es Analista Bursátil y Asesor en Estrategia de Inversión en México.

@julian_ferdez



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