Los tratados comerciales se han caracterizado por ser pilares para el crecimiento de las economías de las región y el tema de los servicios pasaba a un segundo plano, pero en los últimos años ha tomado fuerza y el sector financiero y de negocios se ha convertido en pieza clave para las economías de la región. Ejemplo de ello son las numerosas transacciones de fusiones y adquisiciones de empresas en la región.
Esta tendencia sigue y se consolida con la Alianza del Pacífico, América Latina está en un periodo de crecimiento económico dinámico, donde la innovación y la tecnología son la clave para competir con otros mercados. Debido a esto se creó dicha alianza como un mecanismo de integración entre Chile, Colombia, México y Perú, cuyo objetivo es avanzar progresivamente hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas, en las cuatro naciones.
La Alianza del Pacífico busca ser una plataforma de articulación política, económica, comercial y de proyección al mundo, con énfasis en Asia-Pacífico, ya que los cuatro países que integran la Alianza representan una población superior a los 214 millones de habitantes, es decir 36% del total de América Latina y el Caribe, con un producto interno bruto promedio por habitante de 10 dólares y una tasa promedio de crecimiento de 3.8% en promedio en 2015.
La agenda de trabajo base de la Alianza del Pacífico es:
Armonización de normas técnicas y convergencia regulatoria (sectores alimentos, medicamentos y cosméticos).
Certificación Nivel IV de autoridades sanitarias ante la Organización Panamericana de la Salud (homologando certificados sanitarios).
Integración financiera (unificación de las bolsas de valores).
Homologación de normas tributarias.
Compras públicas (facilitación y difusión para participar en licitaciones intra AP).
Emprendimiento e innovación.
Interconexión de las ventanillas únicas de comercio exterior.
Promoción de encadenamientos productivos (generar productos de mayor valor de acuerdo con las ventajas competitivas de cada uno de los países miembros y exportarlos a un tercer mercado).
Aquí es donde la agenda toma un rumbo extraordinario lleno de retos y oportunidades para todo el sector financiero de los países que forman la alianza y es comenzar a homologar los procesos, políticas, normas y reglas del juego frente a operaciones de valores, créditos y servicios financieros.
A lo anterior se suma una estandarización en las políticas de prevención de Lavado de Dinero, Prevención de Fraudes, Control Interno y Administración Integral de Riesgos. Sobre este último punto ya he escrito que las empresas mexicanas del sector microfinancieras y sociedades financieras comienzan a implementar procesos de Gestión de Riesgos aunque la disposición local no las obliga, mientras que los grandes Bancos siguen en un proceso continuo de fortalecimiento de sus políticas alineándose cada vez más con Basilea II y Basilea III.
Las compañías financieras de la región de la Alianza del Pacífico también, al igual que México, comienzan a evaluar y otras a implementar políticas de Gestión de Riesgos, que las ubique en igualdad de circunstancias ante los demás jugadores de la región, ya que hay que asegurar en todo momento el Capital de las instituciones, cumplimiento regulatorio, mejores prácticas y lo más importante, la confianza de los clientes.
Bajo este escenario, se abren nuevos retos para todo el sector financiero de los países que integran la alianza, y la Gestión de Riesgos y el Cumplimiento Regulatorio piezas claves para alcanzar los objetivos de estandarizar y unificar los mercados financieros de la región. Sin duda será un largo camino pero hay que comenzar por generar la necesidad de ejecutivos renuentes a considerar una gestión de riesgos activa y salir de su zona de comfort.
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